Una emocionante revelación
Tras más de 120 años de apasionantes incursiones en las entrañas de la cavidad, ¡las enigmáticas Coves de Sant Josep nos vuelven a sorprender!!
No sólo nos desconcierta su indudable belleza, sino también los secretos que aún permanecen ocultos a nuestros ojos… Sin ir más lejos, a principios de este año, durante una exploración de espeleología, se descubrió un hallazgo que nos ha dejado sin aliento: ¡el descubrimiento de la Sala d’en Guillem!
Exitosa hazaña en equipo
Esta asombrosa nueva galería, hasta ahora oculta, ha sido revelada gracias al incansable trabajo y valentía de todo el equipo de exploradores, entre ellos el Grupo de espeleobuceo EOM, el Espeleoclub la Vall y el Grupo de Exploraciones Subterráneas Alto Palancia.
¿Por qué su denominación?
La nueva galería subterránea debe su nombre a Guillem Nebot, uno de los espeleólogos participantes de este maravilloso encuentro que fue el primero en dar con este nuevo hallazgo. Se hace necesario recalcar que el amor por la espeleología le viene de tradición familiar, puesto que su padre también fue el descubridor de otra de las salas de Coves de Sant Josep: la Sala d’en Vicent, llamada así en honor al progenitor.
Pero estas expediciones subterráneas son un trabajo en equipo y, aunque Guillem fue quien descubrió este espacio, no fue él la primera persona en adentrarse en esta inexplorada galería. Debido a la estrechez del acceso a la sala, fueron Silvia y Lucía de Espeleoclub Xeresa (CMEX) las encargadas de entrar primeramente para confirmar la existencia de este gran espacio desconocido.
Características más destacables
Cabe destacar que la Sala d’en Guillem está ubicada al sur de la ya conocida como Galeria del Fang. Asimismo, se estima que tiene unos 70 m² de superficie y una altura máxima de 18,40 metros. Como curiosidad, el techo de esta galería está a solo 5,80 metros de la superfície, con lo que queda muy cerca del exterior.
Seres vivos en las profundidades
Lo que hace que este descubrimiento sea más intrigante, se debe a que en su interior está repleto de formaciones propias de las profundidades terrestres, además de insectos troglobicos, con sus formas unicas y características, totalmente habituados a la completa oscuridad, así como dientes de ratón, que muestra la proximidad del exterior.
Este hallazgo se convierte sin duda un descubrimiento sumamente trascendente, aunque de momento sólo apto para estos profesionales, no en vano tienen dedicada otra de las salas de la gruta: la conocida como Galería de los Espeleólogos.